27 oct 2015

Nueve ideas para practicar networking efectivo

¿De verdad crees que practicar networking es sólo compartir lo que publican aquellas personas a las que sigues?, ¿decir que te gusta una publicación?, o ¿coleccionar personas  y contactos en tus redes sociales?. Si es así, no estás haciendo networking. Solo usas las redes sociales como mero entretenimiento o aprendizaje pero no te ayudará a dejar huella o crear tu propia marca personal, afianzar contactos o establecer proyectos comunes.

Entonces, ¿qué es eso de networking?. Te voy a dar unas pinceladas para que te hagas una idea y empieces a practicar:

Hacer contactos y afianzarlos. Esto es, comentar y entablar conversación con ellos. Mostrar tu interés y por qué te interesa, no se trata de “hacer la pelota” sino de intercambiar impresiones y opiniones, unir sinergias, nunca se sabe cuándo se puede encender la “bombillita” y pueden surgir proyectos en común.
Desde hace tiempo observo que en Linkedin cada vez que acepto a alguien, me suelen contestar con un “gracias por aceptarme como contacto, estoy a tu disposición para lo que estimes oportuno”, o “gracias,  me alegra tenerte como contacto y así podremos unir sinergias”. Yo soy de la opinión que siempre es bueno agradecer y contestar cuando has tenido algún tipo de contacto, de hecho, esto hace que le preste especial atención que al resto de contactos de Linkedin que no envían ningún mensaje. Pero si no vuelves a tener otro tipo de relación o feedback, ¿de qué ha servido este mensaje?, ¿de qué sirve decir que estamos en contacto si con un solo mensaje no es posible?.

Para compartir sinergias y saber si “conectas” y compartes opiniones con la otra persona hay que hacer un seguimiento de lo que escribe y comparte, conocerla y compartir con ella también tus propias opiniones, ofrecer feedback, si no, el mensaje de agradecimiento se queda sólo en eso.

Ofrecer antes que pedir. En qué puedes ayudar y aportar valor.

Es mejor calidad que cantidad. Esto significa que no puedes acumular más de 500 contactos a los que es imposible seguir la pista. Céntrate en aquellos contactos con los que puedes mantener un seguimiento permanente y de interés.

Lleva tu tarjeta de visita a mano si vas a un evento de networking, unas Jornadas, Congreso, Feria de empleo o cualquier situación social en la que puedas conocer a personas de tu interés, profesional claro.

Planifica tu presentación. Cuál es tu trayectoria profesional y qué puedes ofrecer a tu interlocutor. Si no eres capaz de sintetizar lo más importante en un minuto no podrás hacer una presentación adecuada a tu perfil y tus intereses. Esto es, el conocido “Elevator Pitch”, asemejando el poco tiempo que dura el trayecto en ascensor con el escaso tiempo que debes utilizar en tu presentación.

Estudia primero quiénes serán los asistentes del evento de networking o a qué se dedica tu interlocutor en caso de ser un solo contacto.


Cuida tu actitud y tu imagen. En un evento de networking, igual que en una entrevista de trabajo, tu imagen es lo primero que van a ver. Intenta que el día clave sea uno de tus mejores días, en los que te sientas con ganas de “comerte el mundo”, pero con humildad, claro.

 No se te puede olvidar sonreír. Una sonrisa sincera abre puertas.

Arriésgate y asume el riesgo. Si no hablas o no te haces ver te quedarás igual que antes de asistir.

Cuando llegues a casa, haz recuento de los contactos que has establecido y síguelos en tus redes sociales para afianzarlos.

Personalmente, colaboro con la iniciativa Parejas Orientadoras desde hace más de un año, unas veces con más intensidad que otras. Me asignaron una Pareja Orientadora con la que mantengo contacto desde hace un tiempo y cada vez que nos comunicamos logramos entendernos. No es fácil “conectar” con alguien, pero si lo haces, es muy interesante mantener el contacto porque al cabo del tiempo pueden surgir ideas y/o proyectos interesantes.


Gracias por leerme, si te ha gustado puedes compartirlo en tus redes sociales. Espero tu comentario.

16 oct 2015

¿Te esfuerzas para conseguir el trabajo que quieres?

Últimamente oímos hablar mucho de la cultura del esfuerzo. Pero ¿qué es exactamente?

Vivimos en una sociedad cada vez más compleja, con un mercado laboral más complejo y cambiante en el que cada vez se requiere mayor especialización para ocupar determinados puestos de trabajo en las empresas, nuevos conocimientos y nuevas aptitudes.

Esa especialización  sólo se consigue TRABAJANDO y ESTUDIANDO. No sólo estudiando, sino estudiando de forma activa, adquiriendo no solo conocimientos sino también habilidades que nos diferenciarán de ser un mero estudiante “con título” de un profesional que sabe desempeñar su trabajo, sabe tomar las decisiones adecuadas y sabe poner en práctica sus conocimientos. Aquí juega un papel muy importante la ACTITUD, para adquirir todas las habilidades y aptitudes necesarias.

A menudo, solemos oír frases del tipo “desea y se te concederá”, “si lo deseas mucho el universo hará que se te haga realidad”, o “que dios o el universo te ayude”. No pretendo entrar en ideas espirituales, porque pueden ser perfectamente compatibles con el trabajo y el esfuerzo.

Lo que quiero decir, es que si me quedo en casa deseando y esperando a que llamen a mi puerta, el trabajo no llegará y ese reconocimiento profesional que ansiamos no llegará, somos nosotros los que debemos hacer todo lo necesario para conseguirlo.

Cuando vemos a alguien que ha triunfado en su trabajo o alcanza objetivos muy altos, solemos pensar “qué inteligente es”, “qué suerte ha tenido” o “quién habrá sido su padrino”.
Hasta los más inteligentes y premios Nobel, han dedicado largas horas a su trabajo y nada les vino dado.

Desde lo más profundo de nuestro ser debemos estar convencidos de que nuestro futuro depende de nuestro TRABAJO, ESFUERZO, DEDICACIÓN y DECISIONES que iremos tomando en función de las oportunidades que tengamos y los errores que cometamos.

Si después de dedicar largas horas al trabajo no alcanzamos los objetivos deseados en el tiempo estipulado, deberemos preguntarnos qué estamos haciendo mal, en qué podemos mejorar o si debemos reformular nuestros objetivos y planificación, pero nunca dejar de esforzarnos y trabajar.

Porque sólo HACIENDO avanzamos y mejoramos, sólo HACIENDO obtenemos resultados.

No es lo mismo decir que hacer. Para inculcar a nuestros hijos una serie de valores, no vale con decir “te tienes que esforzar”, sino que ellos deben ver el reflejo en nosotros, ver que sus papás y mamás se esfuerzan en conseguir lo que desean HACIENDO, no diciendo


Hace unos días hablé con unos amigos que decían que su hijo no se lanzaba al mundo laboral porque después de muchos años de estudios de una carrera universitaria, con malas notas, obtenida gracias al esfuerzo monetario de sus padres, se había dado cuenta de que no le gustaban las salidas profesionales. Ahora ha decidido estudiar un Módulo de FP para ver si le gusta más. Al oír esto, otra amiga me comentó que ella les inculca a sus hijos que se esfuercen porque no es solvente para pagarles estudios y carreras sin beca.

Y yo me pregunto, ¿qué podrían hacer los padres con poder adquisitivo para inculcar a sus hijos que se esfuercen?
O es que ¿no necesitarán nunca esforzarse?, ¿serán buenos profesionales estas personas que se lo han puesto tan fácil sus padres?

Aquellos puestos de trabajo que requieren una alta especialización no podrán ser desempeñados por alumnos que han “pagado” el título, sino por profesionales con APTITUD Y ACTITUD además de conocimientos.


Gracias por leerme. Si te ha gustado

 puedes dejar tu comentario o compartir en las redes sociales.